JERUSALÉN - Mediadores internacionales esperaban reactivar las estancadas negociaciones de cese el fuego entre Israel y Hamás con una nueva ronda de conversaciones para buscar por fin un acuerdo. Sin embargo, las posibilidades de avances parecían escasas.
Estaba previsto que las nuevas reuniones comenzaran el jueves, aunque Israel y Hamás llevan más de dos meses estudiando una propuesta con apoyo internacional que reduciría de forma gradual la guerra iniciada hace 10 meses y liberaría a los aproximadamente 110 rehenes que siguen retenidos en Gaza.
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Las conversaciones indirectas no han avanzado de forma sustancial en ese tiempo y aún quedan temas sin resolver. Las nuevas condiciones presentadas han complicado el progreso. Y Hamás todavía no ha confirmado claramente si participará en la nueva ronda.
Mientras tanto, los combates en Gaza continúan, los rehenes siguen sufriendo en cautiverio y aumentan los temores a una guerra regional abierta que implique a Irán y uno de sus aliados regionales, Hezbollah. El asesinato del líder de Hamás en Teherán en un aparente ataque israelí aumentó la incertidumbre en torno a las negociaciones.
A continuación, un vistazo a un acuerdo propuesto de cese el fuego y por qué las conversaciones se han paralizado:
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, detalló el 31 de mayo lo que dijo era una propuesta israelí de cese el fuego, que describió como una “hoja de ruta” para conseguir una tregua duradera y libertad para los rehenes. Eso desencadenó el esfuerzo estadounidense más importante para poner fin a la guerra, iniciada con el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre.
La propuesta original implicaba tres fases. La primera duraría seis semanas e incluiría un “cese el fuego pleno y completo”, una retirada de las fuerzas israelíes de todas las zonas de Gaza con alta densidad de población y la liberación de varios rehenes, incluidas mujeres, ancianos y heridos, a cambio de la liberación de cientos de prisioneros palestinos. Los civiles palestinos podrían regresar a sus hogares y la ayuda humanitaria se incrementaría.
Los dos bandos utilizarían ese periodo de seis semanas para negociar un acuerdo sobre la segunda fase, que según dijo Biden incluiría la liberación de todos los rehenes vivos restantes, incluidos soldados varones, y la retirada total israelí de Gaza. El cese el fuego temporal se convertiría en permanente.
La tercera fase daría inicio a una gran reconstrucción de Gaza, que enfrenta décadas de trabajos para recuperarse de la devastación causada por la guerra.
Aunque Biden dio todo su apoyo a la propuesta, eso no ha supuesto avances y los dos bandos parecen haberse alejado más en las semanas transcurridas desde entonces.
Israel ha expresado reparos con la cláusula sobre que el alto el fuego inicial se extendería mientras continúan las negociaciones de la segunda fase. Israel parece temer que Hamás alargue el proceso de forma indefinida con negociaciones infructuosas.
Por su parte, Hamás ha expresado reparos a que Israel reanude la guerra una vez recupere a sus rehenes más vulnerables, una posibilidad reflejada en algunas de las declaraciones más recientes del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Israel también podría hacer demandas durante esta fase de las negociaciones que no formaban parte de los términos iniciales y que serían inaceptables para Hamás, y después reanudar la guerra cuando Hamás los rechace.
En las últimas semanas, Israel ha añadido demandas adicionales a la propuesta inicial, según dos funcionarios egipcios con conocimiento de las conversaciones. En un comunicado el martes, la oficina de Netanyahu lo negó y describió los términos adicionales como “aclaraciones esenciales”. Dijo que Hamás había hecho 29 añadidos, sin especificar cuáles.
Los funcionarios egipcios dicen que Israel intenta mantener el control de una franja de tierra a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto conocida como el corredor Filadelfi. Israel cree que Hamás utiliza la zona para llevar armas de contrabando por túneles subterráneos, algo que Egipto niega.
Israel también quiere mantener fuerzas en una ruta que cruza Gaza este a oeste para poder filtrar a milicianos que crucen al territorio del norte. La oficina de Netanyahu ha dicho que Israel quiere alguna forma de asegurarse esa presencia, pero negó las acusaciones de que esto fuera una condición adicional. Hamás ha rechazado la idea y dijo que Israel lo utilizaría como pretexto para impedir el regreso de palestinos a sus hogares.
Los funcionarios egipcios y la oficina de Netanyahu dijeron que Israel también quiere poder de veto sobre los prisioneros palestinos a liberar. Hamás se niega a ceder en ese punto, afirmaron.
Israel también quiere una lista de los rehenes que siguen vivos, otra condición rechazada por Hamás, según los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a comentar las delicadas conversaciones con los medios.
El diálogo sufrió otro revés en julio cuando una explosión mató al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, cuando estaba en Teherán para la investidura del presidente. El ataque se atribuyó de forma generalizada a Israel, que no lo ha confirmado ni desmentido. Biden dijo que el aparente asesinato “no ayudaba” a los esfuerzos de buscar un cese el fuego, y las conversaciones se quedaron paralizadas.
Ese asesinato ocurrió apenas unas horas después de que Israel asesinara a un importante comandante de Hezbollah en un ataque en Beirut. Los dos ataques provocaron amenazas de represalias de Irán y Hezbollah, y el temor a una guerra regional desvió la atención internacional de los esfuerzos por reducir la violencia en Gaza. Las muertes provocaron un frenesí de actividad diplomática e hicieron que Estados Unidos enviara activos militares a la región.
Tanto Netanyahu como el nuevo líder de Hamás, Yahya Sinwar, tienen incentivos para continuar la guerra.
Los detractores de Netanyahu dicen que está alargando la guerra por su propia supervivencia política. Sus socios de coalición de ultraderecha han prometido hacer caer al gobierno si el mandatario acepta un cese al fuego, lo que podría provocar elecciones que podrían sacarle del poder. Netanyahu dice que piensa en los intereses del país.
Por su parte, Hamás ha salido beneficiado de la condena internacional a Israel por la guerra. Y a título personal, el asesinato de Haniyeh ha mostrado que la propia vida de Sinwar podría estar en peligro si abandona la clandestinidad una vez termine la guerra.