BEIJING — China reportó el sábado la muerte de cerca de 60,000 personas con COVID-19 desde principios de diciembre tras las quejas de que el gobierno no publicaba datos sobre la situación de la pandemia en el país y dijo que el “pico de emergencia” del último brote parece haber pasado.
La cifra incluyó 5,503 muertes por insuficiencia respiratoria causada por el coronavirus y otras 54,435 provocadas por otras dolencias combinadas con el COVID-19. La Comisión Nacional de Salud dijo que estos decesos se produjeron en hospitales, lo que dejó abierta la posibilidad de que hubiera más fallecimientos en viviendas particulares.
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El reporte duplicaría con creces la cifra oficial de decesos por COVID-19 en China, elevándola a 10,775 frente a los 5,272 que había el 8 de enero.
El gobierno chino dejó de ofrecer datos sobre contagios y muertes por el coronavirus después de levantar abruptamente sus estrictos controles pandémicos a principios de diciembre a pesar del repunte de las infecciones que comenzó en octubre y que llenó los hospitales de pacientes con fiebre y problemas para respirar.
La Organización Mundial de la Salud y otros gobiernos pidieron más información a Beijing luego de los reportes de las autoridades municipales y provinciales sugiriesen que cientos de millones de personas podrían haber contraído el virus.
El punto álgido de la última oleada de contagios parece haber pasado a la vista del descenso en el número de pacientes que acuden a las clínicas de fiebre, dijo Jiao Yahui, funcionario de la Comisión Nacional de Salud.
La cifra de visitas diarias a este tipo de centros alcanzó su máximo de 2.9 millones personas el 23 de diciembre, y el jueves había bajado un 83% con apenas 477,000, agregó Jiao.
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“Estos datos muestran que el pico de emergencia nacional ha pasado”, afirmó Jiao en una conferencia de prensa.
Estados Unidos, Corea del Sur y otros países exigen de nuevo ahora que los viajeros procedentes de China presenten una prueba negativa al coronavirus, entre otros controles. Beijing respondió a la medida el miércoles suspendiendo la emisión de nuevas visas a viajeros procedentes de Corea del Sur y Japón.
En el punto álgido de la pandemia, China mantuvo la tasa de contagios y de mortalidad por debajo de la de EEUU y otras naciones gracias a su estricto protocolo de “cero COVID”, que pretendía aislar cada positivo. Esto cerró los accesos a muchas ciudades, confinó a millones de personas en sus casas y provocó protestas.
La media de edad de los fallecidos desde el 8 de diciembre fue de 80,3 años y el 90,1% tenían 65 años o más, según la Comisión de Salud. Además, más del 90% de los muertos padecían cáncer, enfermedades cardíacas o pulmonares o problemas de riñón, añadió.