MÉXICO - "Cualquier violencia que se ejerza sobre algo vivo siempre se decanta por el cuerpo de las mujeres", afirmó este jueves en entrevista la periodista Daniela Rea, editora del libro "Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra", una recopilación de historias de dolor, pero también de triunfos, de mujeres mexicanas.
Esta obra, que reúne textos escritos por mujeres periodistas y activistas, se creó con el objetivo de relatar la lucha contra la violencia desde sus cuerpos que, según explicó Rea, siempre terminan por acoger esta parte tan significativa de México.
"La primera idea fue entender que cualquier violencia que se ejerza sobre algo vivo siempre decanta sobre el cuerpo de las mujeres. Por ejemplo, si un hombre es detenido siempre va a decantar en la mujer que va a ir a verlo a la cárcel o va a alimentar a sus hijos porque por cuestiones históricas y sociales las mujeres sostienen la vida", expresó la periodista.
El libro deriva de un proyecto que surgió alrededor de 2016 cuando la periodista y algunas de sus compañeras se preguntaron cómo contar la década desde la elección del presidente Felipe Calderón (2006-2012) que estuvo empapada en violencia debido a la militarización de la seguridad.
Percibieron que había muchos ejercicios o proyectos que se centraban en hacer conteos, estadísticas y mapas de la violencia, pero para ellas era necesario "cambiar el lugar desde donde se contaba" esta problemática.
"Si preguntas una historia de violencia a una mujer, te va a contar una narrativa totalmente distinta a las que se cuentan desde la perspectiva de los hombres de quien ganó, quien somete, quien tiene más fuerza o sobre la sangre y todo eso", detalló la periodista.
RESIGNIFICACIÓN DEL PROYECTO
Después de una primera parte del proyecto mediante una web en la que contaron historias relacionadas con la violencia de diversas mujeres -una especie de "registro del daño"-, decidieron hacer el libro y añadir en este una segunda parte que pusiese en el centro las acciones de las mujeres para responder ante esta violencia.
Lograron crear una especie de "cajita de herramientas" con las armas que las mujeres con las que hablaron crearon para sobrellevar sus circunstancias, muchas veces inconscientemente.
A la vez, verbos como acuerpar, cuidar, confiar o abrazar, que titulan cada historia, cobraron otro significado para las autoras del libro a partir de las entrevistas realizadas.
"Es muy bonito, por ejemplo, ver que acompañar, si lo vemos en la definición estricta del verbo, es estar al lado de algo. Pero si lo vemos a partir de lo que aprendimos con el libro nos damos cuenta de algo bien potente, que es que cuando acompañamos nunca estamos solas porque siempre hay una especie de reciprocidad en eso", ejemplificó la editora.
Sin embargo, a pesar de las herramientas que describieron y que implican un cambio de perspectiva en algunas de las historias, Rea explicó que no querrían dar sensación de final feliz.
La editora se refirió a las luchas y horrores que relatan como algo cíclico, por lo que, cuando cuentan una vida con un pequeño triunfo o alegría no significa que sea un final feliz y ahí termine la historia.
En ese sentido, la editora añadió que tampoco buscaban presentar "soluciones fáciles o románticas" porque sería borrar toda la violencia, que va más allá de tiempos políticos o de la organización política y social actual.
Es por esto que, aunque se centran en historias sobre el sexenio de Calderón y añaden las consecuencias y malas decisiones del mandato de Enrique Peña Nieto (2012-2018), el proyecto incluso alcanza a registrar "advertencias de este nuevo sexenio", bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
"El proyecto original se llamaba 'Mujeres ante la guerra', y como pareciera ser que eso quedó en el pasado, para nosotras era importante que el título quedara explícito que no, y por eso se llama 'Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra'", matizó Rea.
Por último, añadió que ni el proyecto inicial ni el libro fueron pensados como algo eminentemente feminista y, aunque sí hubo fundamentos teóricos que aprendieron de compañeras feministas con las que se sienten agradecidas, el trabajo está contado desde la experiencia de las mujeres, de las cuales seguramente, aseveró, muchas de ellas no se suscriben a este movimiento.