CIUDAD DE MÉXICO — Sacudida por una serie de ataques y asesinatos de candidatos, el miércoles llegó a su fin la campaña oficial de las elecciones generales de México, que se perfilan como históricas por sus dimensiones y porque posiblemente llevarán por primera vez a una mujer a la presidencia.
Por otro lado, en plena jornada de cierre fue baleado el miércoles por la tarde el político opositor Alfredo Cabrera Barrientos, quien era candidato a la alcaldía de la localidad de Coyuca de Benítez, en el estado sureño de Guerrero.
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El asesinato fue confirmado por la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, quien dijo en su cuenta de la red social X que solicitó a la Fiscalía estatal iniciar las investigaciones para determinar a los posibles responsables.
El ataque a Cabrera Barrientos quedó registrado en un video que se difundió en redes sociales, en el que se observa el momento en que alguien se le acerca por la espalda, en medio de un acto, y le dispara varias veces.
La campaña, que arrancó formalmente en marzo, termina con al menos 28 aspirantes asesinados y más de 60 ataques a políticos, según cifras de la organización local Data Cívica, que lleva adelante una investigación sobre la violencia electoral en el país. Las muertes y agresiones han convertido a los comicios de este año en unos de los más violentos de la historia reciente en México, sólo superados por las elecciones de 2018, cuando se reportaron 152 homicidios de políticos.
Los hechos violentos dejaron al descubierto cómo el crimen organizado ha penetrado en la política mexicana, especialmente en las elecciones de gobiernos estatales y municipales, donde se reportaron la mayor cantidad de víctimas.
“Lo que vimos fue la táctica del asesinato político como recurso para el dominio territorial de los cárteles”, afirmó el consultor político David Saucedo, quien planteó que durante la campaña se evidenció “un avance de la narcopolítica”.
Pese al contexto de inseguridad que predominó en la campaña, López Obrador desestimó la situación y aseguró esta semana que los incidentes violentos fueron “muy localizados”.
El gobierno federal dispuso 3,474 efectivos de las fuerzas armadas para prestar protección a 553 candidatos. En los comicios del 2 de junio se elegirá, además del presidente, a ocho gobernadores, la alcaldía de la capital, unos 19,000 cargos locales y 628 congresistas.
La contienda también se vio dominada por la polarización, que desde hace tiempo marca a México, y el debate entre la consolidación del proyecto político que inició López Obrador al llegar al poder en 2018, conocido como la “Cuarta Transformación”, y el retorno de los partidos tradicionales.
Mientras que Sheinbaum centró sus ofertas en la continuidad de las políticas y programas sociales del gobierno de López Obrador, Gálvez enfiló sus baterías contra el popular mandatario y lo atacó por uno de sus flancos más débiles: la violencia que azota al país.
México finalizó 2023 con unos 30,000 asesinatos, consolidando la tendencia de los últimos años con cifras similares, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Bajo el slogan “Vamos por un México sin miedo”, Gálvez orientó su campaña a atacar las políticas de seguridad, salud y educación de López Obrador en un intento por consolidar el respaldo de los adversarios más radicales del gobierno.
Sheinbaum también echó mano del discurso de su mentor, de atacar a los partidos tradicionales Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México por 71 años, Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), asegurando que la victoria de su candidata Gálvez representaría el regreso de los gobiernos corruptos del pasado.