MÉXICO - Un verdadero infierno se desató el jueves en Culiacán, Sinaloa, a raíz del operativo que terminó con el arresto de Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El operativo desencadenó fuertes actos de violencia en diversos puntos del estado, el bloqueo de la capital y al menos 18 heridos, entre ellos policías y militares, indicaron autoridades.
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Ovidio Guzmán, de 32 años y apodado “El Ratón”, dirigía junto a sus hermanos Iván Archivaldo y Alfredo una facción también conocida como “Los Chapitos” que adquirió relevancia tras la detención de El Chapo en 2016.
TRAS EL OPERATIVO, FUE ARRESTADO UN HIJO DE "EL CHAPO" GUZMÁN
El secretario de Defensa y jefe del ejército mexicano, Luis Cresencio Sandoval dijo que el operativo del jueves fue fruto de seis meses de vigilancia e inteligencia, lo llevó a cabo la Guardia Nacional con apoyo “a distancia” del ejército.
La Guardia detectó personal armado y vehículos blindados propios del crimen organizado y cuando se establecieron círculos de seguridad y se comenzaron a hacer inspecciones, las fuerzas armadas fueron agredidas
Los efectivos militares respondieron a la agresión y fue después cuando identificaron al narcotraficante, agregó el general.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, indicó en una entrevista con Milenio Televisión que había 18 personas en hospitales y que la mayoría de los heridos eran miembros de las fuerzas de seguridad, aunque no detalló más.
Su secretario de Seguridad había dicho previamente que había policías y militares lesionados. Rocha agregó que no fue informado previamente del operativo.
El general Sandoval confirmó que la captura provocó que integrantes del cártel realizaran 19 bloqueos y agresiones armadas, entre las que destacó las que tuvieron lugar en el aeropuerto y la base aérea militar. También se registraron saqueos en varios comercios de Culiacán.
Aeroméxico confirmó en un comunicado que uno de sus aviones recibió un impacto de arma de fuego cuando se disponía a despegar, operación que abortó por seguridad. Imágenes en redes mostraron el pánico dentro del avión mientras los pasajeros se agachaban pero, según la aerolínea, “los clientes y colaboradores se encuentran a salvo”.
Culiacán estuvo todo el jueves entre la incertidumbre, las balaceras esporádicas, el miedo y las advertencias de las autoridades a la ciudadanía para que se quedaran en sus casas.
Todos los accesos de la ciudad quedaron bloqueados y hubo fuertes actos de violencia, balaceras, quema de vehículos y despojos de automóviles que obligaron a las autoridades a pedir a todos los habitantes que se quedaran en sus casas. Todas las actividades se paralizaron, incluidos los vuelos.
“Estoy dentro de un hotel... Hace unas tres horas me quitaron mi carro”, explicó en Twitter el reportero sinaloense Marcos Vizcarra. Según contó, hombres armados entraron al hotel donde él se resguardó “y están amenazando a clientes para que les den sus llaves de carros... hay gritos y llantos”, agregó.
Las autoridades estatales informaron también de un conato de fuga en la cárcel local que, según la Secretaría de Seguridad estatal, fue controlado. También hubo violencia en otras ciudades del estado del Pacífico, tanto al norte como al sur de la capital.
Las imágenes trajeron a la memoria aquel fatídico 17 de octubre de 2019, el llamado “culiacanazo”, cuando la ciudad fue tomada por miembros del cártel de Sinaloa para liberar a Ovidio Guzmán, que solo estuvo unas horas capturado.
El operativo de las fuerzas armadas de ese primer intento de captura acabó en una humillante derrota del ejército después de que los integrantes del cártel tomaron las calles fuertemente armados, sembraron el caos con tiroteos, tomaron de rehenes a militares y acabaron por forzar la liberación del hijo del capo, todo en sólo cuatro horas de terror.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que ordenó liberarlo para salvar vidas.
Durante su administración se creó la Guardia Nacional y se puso todo el peso de la seguridad en los militares, pero el mandatario insistió en que ya no estaría enfocado en capturar capos, la estrategia de los gobiernos anteriores y que había llevado a la fragmentación de los grandes cárteles y a sangrientas batallas entre ellos.
Sin embargo, el nuevo enfoque de seguridad que López Obrador llamó de “abrazos, no balazos” no ha logrado pacificar el país.