TUCSON - Las autoridades fronterizas en el sur de Arizona se encuentran divididas sobre el efecto que tendrá la orden ejecutiva del presidente Joe Biden, que restringe drásticamente la entrada y solicitudes de asilo de extranjeros que ingresan a Estados Unidos de forma irregular.
Mientras algunos la califican como un "primer paso" en la dirección correcta, otros simplemente consideran que la medida no aliviará la crisis migratoria y lamentan que la Casa Blanca haya cedido a las presiones de los republicanos.
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"Es bueno que el presidente Biden haya firmado una orden que busca tener un impacto en la frontera, es algo que yo mismo había pedido por mucho tiempo", dijo a EFE el alcalde de Yuma, Douglas J. Nicholls, que mantiene desde 2021 una declaración de emergencia ante el alto flujo de migrantes en su sector.
Nicholls lamenta que el mandatario estadounidense haya esperado hasta los últimos meses de su presidencia y cuando busca la reelección para tomar esta medida.
Esta es la iniciativa migratoria más severa firmada por Biden en contra de la inmigración irregular y se da faltando menos de cinco meses para que se lleven a cabo las elecciones presidenciales en las que buscará la reelección, según todo indica, ante el expresidente Donald Trump.
La orden reduce drásticamente el número de personas que pueden solicitar peticiones de asilo al cruzar la frontera cuando las detenciones superen más de 2,500 por día durante una semana.
De acuerdo a cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), en mayo pasado se reportó la detención de un promedio de 3,800 migrantes por día.
Actualmente por Yuma se detienen entre 150 a 200 personas diariamente, una cifra menor a las más de 1,000 detenciones diarias que se han llegado a registrar.
Nicholls considera que sin duda esta orden tendrá un impacto, quizás no tan grande como muchos quisieran debido a que, en su opinión, se requieren de otras medidas para realmente frenar el flujo migratorio y buscar acuerdos con otros países.
"Estas personas dicen estar escapando de la violencia, pero no necesariamente tienen que vivir aquí (en Estados Unidos), otros países también los pueden acoger y estar a salvo", precisó el alcalde.
NO ES LA SOLUCIÓN
Para otros funcionarios, la orden emitida por la Casa Blanca no resolverá el problema migratorio.
"Esta orden ejecutiva no va ayudar a nada. Pobre del presidente Biden, cree que si se pone más duro en el tema migratorio va a ganar votos conservadores en las elecciones de noviembre", dijo a EFE el jefe del Departamento del Alguacil del Condado Santa Cruz, David Hathaway.
El condado Santa Cruz incluye a la ciudad de Nogales, uno de los puertos de entrada más ocupados entre México y Arizona.
El alguacil considera que uno de los principales problemas de la crisis es que los solicitantes de asilo no reciben un permiso de trabajo a tiempo, lo que los hace vulnerables. "Eso es en lo que el gobierno debería estar enfocándose", dice.
Hathaway aseguró que la mayoría de los migrantes que están llegando "son gente buena y trabajadora" y no "los criminales" de los que habla el expresidente Donald Trump en sus campañas.
"Nogales es una de las ciudades con un índice más bajo de criminalidad en la frontera y en Estados Unidos", afirmó el alguacil.
Hathaway considera que este tipo de políticas demuestran que las personas que toman las decisiones "no saben" la realidad de la frontera. "No es una zona de guerra, somos una comunidad tranquila", enfatizó.
A una semana de haber sido implementada la orden de Biden, grupos que asisten a los migrantes dijeron a EFE que el flujo migratorio no ha parado en la frontera de Arizona y que continúan viendo grandes grupos esperando por horas para ser procesados por la Patrulla Fronteriza.
Actualmente y de acuerdo a la CBP, el sector de Tucson, que cubre el 90% de la frontera de Arizona con México y que incluye el condado Santa Cruz, ocupa el primer lugar en detenciones de migrantes por encima de otras localidades de Texas y California.