El presidente Donald Trump otra vez está preparado para tomar el escenario principal en la respuesta del Gobierno al coronavirus después de un debate en la Casa Blanca sobre cómo utilizar en público su mejor y más volátil recurso, él, en un momento en que sus números en las encuestas de intención de voto flaquean.
Una semana después de una reestructuración en la campaña, el plan es que Trump vuelva a tener una presencia pública regular en el podio a partir del martes, mientras los casos confirmados de coronavirus suben a nivel nacional.
Los asesores de Trump han enfatizado la urgencia de que el presidente adopte una agenda pública más disciplinada en un intento por darle la vuelta a las encuestas que lo ubican detrás de su rival demócrata Joe Biden.
“Creo que es una gran forma de dar información al público”, dijo Trump a la prensa el lunes en la Casa Blanca, y señaló que espera discutir el avance en las vacunas y tratamientos. Sus presentaciones otrora diarias tras el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca terminaron en gran parte después de que el presidente sugirió improvisadamente en abril que inyectarse desinfectante podría ayudar a tratar el coronavirus.
Los asistentes de la Casa Blanca dijeron que el formato, sede y frecuencia de las próximas presentaciones del presidente no se han determinado. Y no estaba claro si respondería preguntas o si compartiría el escenario con otros, incluido el vicepresidente Mike Pence y los doctores Deborah Birx o Anthony Fauci.
Pero todo apunta a un golpe de timón. Durante meses, Trump había seguido las indicaciones de sus asistentes que lo presionaban para que prácticamente ignorara el virus y en cambio se enfocara en la economía y en temas en los que tenía mayor ventaja política.
Trump aprovechará las sesiones informativas “para hablar directamente con el pueblo estadounidense sobre la respuesta del gobierno federal al coronavirus y otros asuntos pertinentes”, dijo la subsecretaria de prensa de la Casa Blanca Sarah Matthews.
Retomar las sesiones informativas ha sido impulsado en el Ala Oeste de la Casa Blanca por la asesora Kellyanne Conway, quien la semana pasada dijo públicamente que Trump debería regresar al podio para destacar más claramente los pasos hacia la recuperación económica, pero también para crear un escenario para exhibir liderazgo al abordar las preocupaciones de los estadounidenses sobre el COVID-19.
“Su tasa de aprobación en cuanto a la pandemia era mayor cuando estaba en el podio”, dijo el viernes Conway, un reconocimiento tácito de lo que casi nunca dicen en voz alta los asistentes de Trump: que está rezagado tanto en los sondeos públicos como privados. “Era de 51% en marzo. Y creo que la gente quiere escuchar al presidente de Estados Unidos”.
“No tiene que ser diario”, agregó. “No tiene que ser durante dos horas. Pero, en mi opinión, tiene que ser”.