WASHINGTON - El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitió este miércoles que su gobierno debió hacer más tests para detectar el COVID-19 hace meses y que eso ha contribuido a la "fatiga" pandémica, sobre todo tras la llegada de la variante Ómicron, que describió como un "nuevo enemigo".
"Aunque hemos hecho muchos avances, sé que hay mucha frustración y fatiga", dijo Biden en una rueda de prensa con motivo del primer aniversario de su llegada al poder, que se cumple el jueves.
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"¿Debimos haber hecho más tests antes? Sí. Pero estamos haciendo más ahora. Hemos pasado de cero pruebas (de antígenos) para hacer en casa hace un año a 375 millones de tests en el mercado solo este mes", agregó.
El mandatario reconoció que la llegada de la variante Ómicron en un momento en el que parecía que la pandemia estaba remitiendo "ha sido demasiado" difícil de soportar para muchos estadounidenses, pero subrayó que ese fenómeno no debe causar "pánico".
"(La lucha contra la pandemia) es un trabajo que aún no ha terminado. Iremos a mejor. Estamos avanzando hacia un momento en el que el COVID-19 no perturbará nuestras vidas diarias, en que el COVID-19 no será una crisis", prometió.
Confió en que las vacunas y las pruebas sigan permitiendo "salvar vidas" y "mantener abiertos los negocios y las escuelas" e insistió en que el 95 % de los recintos escolares del país siguen abiertos a pesar de los problemas que ha causado la variante Ómicron.
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han recibido críticas durante las últimas semanas por sus confusas recomendaciones sobre los días de aislamiento y el uso de mascarilla ante Ómicron.
La Casa Blanca ha tratado de corregir su respuesta en los últimos días, al anunciar que los estadounidenses pueden solicitar el envío de un máximo de cuatro pruebas de antígenos gratuitas por hogar, y que también podrán acceder gratis a un total de 400 millones de mascarillas del tipo N95 en varias localizaciones del país.
SOBRE LA ECONOMÍA, LA INFLACIÓN Y LA CADENA DE SUMINISTRO
Biden consideró "apropiado" que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, "recalibre" el apoyo prestado a la economía durante la pandemia.
"Vamos a hacer un trabajo fundamental para garantizar que los precios elevados no se enraícen", dijo el presidente.
El mandatario recordó que la Fed ha ofrecido "un respaldo extraordinario" durante el último año y medio, pero dada la fuerza de la economía y el ritmo de las recientes subidas de precios es "apropiado" que Powell "recalibre" ese apoyo.
En ese sentido, afirmó que respeta la independencia del banco central estadounidense.
En paralelo, Biden hizo un llamamiento al Senado de Estados Unidos para que confirme las cinco nominaciones que ha presentado a la junta de gobernadores de la Fed.
"Hombres y mujeres con una variedad de perspectivas ideológicas que son eminentemente cualificados, diversos históricamente y que he oído que tienen las alabanzas de los dos partidos", indicó Biden.
Agregó que la mejor manera de que los precios bajen es que la economía sea más productiva con una mayor capacidad para entregar bienes y servicios a los estadounidenses.
En ese sentido, mencionó las medidas adoptadas para desatascar la cadena de suministros y habló de su plan de gasto social, que tiene pocas expectativas de salir adelante en el Congreso por la ajustadísima mayoría demócrata en el Senado, aunque se mostró confiando en que parte de esa legislación salga adelante.
Asimismo, Biden citó como otra de sus recetas para la recuperación de la economía aumentar la competitividad.
El pasado 11 de enero, Powell defendió que el organismo que dirige debe priorizar en estos momentos la lucha contra la inflación a la consecución del pleno empleo, los dos objetivos asignados al banco central estadounidense.
"No hay ninguna base legal para preferir el pleno empleo a la estabilidad de precios o viceversa. Son iguales. Sin embargo, en distintos momentos uno de ellos puede desviarse más del objetivo y ese es en el que debemos centrarnos un poco más", explicó Powell en su intervención ante un comité del Senado de Estados Unidos.
A mediados de diciembre la Fed confirmó que acelera la reducción de su programa de compra de bonos, el estímulo económico que puso en marcha ante la crisis provocada por el COVID-19, y planea eliminarlo por completo en marzo del próximo año.
EL PAÍS ESTÁ MÁS UNIFICADO, PERO NO LO SUFICIENTE
Biden afirmó que Estados Unidos está más unificado que hace un año cuando llegó a la Casa Blanca, pero menos de lo que "debería".
"Diría que sí, pero no está tan unificado como debería", dijo Biden en respuesta a una pregunta de un periodista al respecto, en referencia a su promesa de unir al país tras la división alentada por su predecesor, Donald Trump.
Sostuvo que Estados Unidos está pasando por "una serie de puntos de inflación" en la historia que ocurren en todas las generaciones.
"El mundo está cambiando de grandes maneras", apuntó el mandatario, quien auguró que en los próximos 10 años habrá más cambios que en los últimos 15 por la tecnología y por "colaboraciones fundamentales y alianzas que están pasando".
Esto "no es por un individuo o solo por la naturaleza de las cosas", indicó.
En ese sentido, Biden señaló que va a haber muchas transiciones y que la cuestión principal va a ser si se pueden mantener las instituciones democráticas, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, para que puedan generar un consenso democrático.
El mandatario opinó que "va a ser duro" y que se va a necesitar de liderazgo: "Y no me doy por vencido ante la perspectiva de poder hacerlo".
INVADIR A UCRANIA "SERÁ UN DESASTRE PARA RUSIA"
Por otro lado, Biden dijo que "será un desastre para Rusia" si finalmente decide invadir Ucrania y reiteró sus amenazas de fuertes sanciones económicas.
El presidente ruso Vladimir Putin "no ha visto nunca sanciones como las que he prometido que se impondrán si se mueve" hacia Ucrania, apuntó el mandatario estadounidense.
Biden advirtió que Moscú rendirá cuentas, aunque matizó que las medidas que Estados Unidos y sus socios adopten dependerán del tipo de intervención castrense que Rusia opte por hacer.
"Una cosa es que se trate de una incursión menor y que acabemos discutiendo (en la OTAN) sobre qué hacer y no, pero si (los rusos) hacen lo que son capaces de hacer con una fuerza en masa en la frontera, va a ser un desastre para Rusia", alertó Biden.
En ese sentido, aclaró que Estados Unidos y sus aliados están preparados para "imponer un costo severo y un daño significativo" a Rusia y su economía.
"Si invaden, van a pagar, sus bancos no van a poder hacer transacciones en dólares", subrayó.
No obstante, hizo hincapié en que depende de lo que Rusia haga finalmente: "Quiero ser claro que con la imposición de sanciones graves relativas a transacciones en dólares... va a haber un impacto negativo en Estados Unidos así como en las economías en Europa, así como un impacto devastador en Rusia".
"Así que voy a asegurarme de que todo el mundo esté en la misma página conforme nos movemos adelante" a la hora de sancionar a Moscú, remarcó Biden.
En paralelo, el presidente estadounidense dijo que Washington va ayudar a "fortificar" a sus aliados de OTAN en el este de Europa: "Ya hemos enviado unos $600 millones en equipamiento sofisticado de defensa a los ucranianos".
Biden consideró, además, que más allá del costo de vidas en las filas rusas, por mucho que Rusia se salga con la suya, va a ser fuerte, real y consecuente.
Pese a estas amenazas, el presidente de Estados Unidos ve que todavía hay espacio para negociar con su homólogo ruso, que pide garantías de que Ucrania nunca será parte de la OTAN y que no habrá ninguna "estación de armas estratégica" de la Alianza Atlántica en Ucrania.
"Podemos trabajar en algo para lo segundo", señaló Biden, quien respecto al primer punto destacó que hay tratados internacionales y en Europa que apuntan que uno elige con quién quiere estar.
"Pero la probabilidad de que Ucrania se vaya a unir a la OTAN a corto plazo no es muy probable", remarcó.
"NO ES EL MOMENTO DE RENDIRSE" CON IRÁN
Mientras, Biden opinó que no es el momento de dar por fracasadas las negociaciones para salvar el acuerdo nuclear con Irán de 2015, a pesar de los escasos avances registrados en los últimos meses.
"No es momento de rendirse, se están haciendo avances", dijo. Añadió que hay "unidad" entre Estados Unidos y el resto de las potencias que negocian con Irán, es decir, Rusia, China, Alemania, Francia y el Reino Unido.
Irán negocia en Viena con esos cinco países, además de con Estados Unidos de forma indirecta, para salvar el acuerdo de 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones estadounidenses.
En 2018, el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, retiró a Estados Unidos del pacto e impuso nuevas sanciones a Teherán, que respondió el año siguiente incumpliendo los límites impuestos a su programa atómico acumulando más uranio del acordado.
El objetivo de las negociaciones en curso es que Estados Unidos regrese al pacto y que Irán vuelva a cumplirlo plenamente, para lo que pide el levantamiento de las sanciones.
El pasado viernes, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se mostró optimista sobre la posibilidad de que las conversaciones en Viena lleguen a buen puerto "en semanas", frente al pesimismo con el que concluyó 2021.
No obstante, este lunes el portavoz de Exteriores iraní, Said Jatibzade, metió prisa a Estados Unidos para que decida sobre un posible levantamiento de sanciones y advirtió que a Washington no le gustará el "plan B" en caso de que fracasen las negociaciones.