WASHINGTON - El presidente Donald Trump es acusado en un juicio político por segunda vez en su mandato, la primera vez en la historia de Estados Unidos en que un presidente enfrenta dos procesos de destitución durante su gobierno.
La Cámara de Representantes aprobó por 232 a 197 la resolución para un nuevo impeachment. Diez republicanos votaron a favor de enjuiciar al presidente.
Trump enfrenta el cargo de “incitación a la insurrección”.
La votación sin precedentes se llevó a cabo apenas una semana después de que el mandatario alentó a una turba de seguidores a “luchar” contra los resultados de las elecciones de noviembre y asaltaran el Capitolio, un violento incidente que dejó muertos, destrozos y decenas de arrestos.
La resolución de juicio político, de cuatro páginas, se basa en la propia retórica incendiaria del mandatario y en las falsedades que difundió sobre la victoria de Biden en las elecciones, incluso una manifestación en la Casa Blanca el mismo día del ataque al Capitolio el 6 de enero, para armar un caso por delitos graves y faltas como exige la Constitución.
Una verdadera destitución sería muy improbable antes de la toma de posesión el 20 de enero del presidente electo Joe Biden.
Un portavoz del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo que el líder republicano no prevé convocar a toda la Cámara Alta de inmediato, por lo que cualquier proceso no comenzaría por lo menos hasta el 19 de enero.
La forma más rápida para destituir al presidente hubiera sido si el vicepresidente Mike Pence invocaba su poder constitucional por medio de la Enmienda 25, pero el mandatario se negó el martes a hacerlo, a pesar de una resolución de la Cámara Baja presionándolo a tomar acción.
A diferencia de su primer juicio político en 2019, que giró en torno a la investigación por la llamada trama rusa y en donde fue absuelto, ahora un pequeño pero significativo número de republicanos se apartaron de su partido para unirse a los demócratas, alegando que Trump violó su juramento de proteger y defender la democracia estadounidense.
La sorprendente caída de la imagen de Trump en sus últimos días en la Casa Blanca y las alarmantes advertencias de posibles actos violentos por parte de sus seguidores dejaron a la nación en una coyuntura incómoda y desconocida antes de que el demócrata Joe Biden asuma la presidencia el 20 de enero.
El presidente saliente hizo el miércoles un llamado a la "no violencia" para sus seguidores de cara a la toma de posesión de Biden.
En cuanto al juicio político, Trump advirtió a los legisladores que desistieran del proceso e insinuó que era el intento de destitución, y no sus acciones en torno a los sangrientos disturbios, lo que dividía al país.
“Continuar por este camino, creo que causa tremendo peligro para nuestro país y causa tremenda ira”, dijo Trump el martes, en sus primeras declaraciones a la prensa desde los hechos violentos del 6 de enero.
Cinco personas, incluido un policía del Capitolio, perdieron la vida durante el asalto. Los legisladores tuvieron que esconderse mientras la turba recorría los salones del Capitolio y demoraban varias horas el último paso para confirmar el triunfo de Biden.
Trump no ofreció sus condolencias por los muertos y heridos, y solo dijo “no quiero violencia”.
Al contrario que hace un año, Trump se enfrenta al proceso de destitución como un líder débil, tras perder la reelección y la mayoría republicana en el Senado.
Se dice que el líder de los republicanos en la Cámara Alta, Mitch McConnell, está enojado con Trump y no está claro cómo se desarrollaría el proceso en el Senado.