Inteligencia emocional

¿Quieres hijos con alta inteligencia emocional? No uses estas tres frases, dice una especialista

Una especialista en Neurociencias de Harvard explica cuáles son las frases que no contribuyen a la inteligencia emocional.

Como neuropsicóloga formada en Harvard, enseño a las personas estilos de comunicación que promueven la conexión y la independencia, las cuales son vitales si se desea tener relaciones sólidas, saludables y empáticas.

Aquí hay tres frases que los padres de niños emocionalmente inteligentes nunca usan y, también, qué es lo que puede decirse en su lugar:

1. ¿Por qué no puedes estar más motivado? El cerebro está diseñado para sobresalir cuando y donde pueda. Entonces, cuando los niños tienen dificultades, no es porque no quieran hacerlo bien, sino porque simplemente no pueden hacerlo.

En otras palabras, el problema no es su motivación. Es que existe una desconexión entre las expectativas como padres y las capacidades de los hijos.

Qué decir en su lugar: La respuesta emocionalmente inteligente es sentir curiosidad acerca de dónde se cruzan la motivación y las habilidades del niño.

Digamos que tu hijo pasa demasiado tiempo jugando videojuegos y muy poco leyendo.

Evita preguntar: "¿Por qué no estás más motivado para leer libros?". En su lugar, prueba con una pregunta abierta: "Veo que te gustan mucho los videojuegos. Me encantaría saber qué es lo que más te gusta de ellos. ¿Podrías compartirlo conmigo?".

2. ¿Por qué no me escuchas? Una vez trabajé con padres cuya hija tenía dificultades sensoriales. Estaban frustrados porque en el consultorio del médico ella se negó a bajarse del auto.

Pero una vez que la invitaron a la conversación, se enteraron de que en realidad le molestaba la música que se escuchaba en el consultorio del médico. Esto se corrigió fácilmente con un par de tapones para los oídos.

En última instancia, el verdadero problema era que los padres no escuchaban las necesidades de sus hijos.

Qué decir en su lugar: los cerebros de los niños están programados para la autonomía y la necesidad de explorar el mundo basándose en su propia identidad, no en sus creencias sobre quiénes deberían ser.

Si estás atrapado en un desacuerdo con un niño aparentemente obstinado, en lugar de preguntarle por qué no te escucha, considera preguntar: "¿Te he escuchado?".

Los padres emocionalmente inteligentes no se esfuerzan por lograr el cumplimiento de sus hijos, sino por la conexión. Necesitan saber que estás dispuesto a escuchar la verdad de su experiencia.

3. ¡Estás siendo tan irrespetuoso! Con frecuencia veo a padres sacar conclusiones amplias (y catastróficas) sobre el comportamiento de sus hijos basándose en sus propias inseguridades.

Una pareja me dijo: "Nuestro adolescente no nos respeta", porque no escucharon cuando le dijeron que terminara su tarea de ciencias. Pero una vez que los padres plantearon su preocupación en una conversación segura y de bajo riesgo, su adolescente respondió enfáticamente: "¡Te respeto! La ciencia es simplemente difícil para mí".

Qué decir en su lugar: el enfoque más inteligente emocionalmente ante el temor de que su hijo no lo respete es hacer preguntas específicas, sin prejuicios, y luego afirmar explícitamente su voluntad de escuchar.

Podría sonar así: "Me di cuenta de que obtuviste un 64% en tu último examen de ciencias. ¿Estarías dispuesto a hablar de ello? Sólo quiero conocer tu experiencia".

Los sentimientos de los niños se nos contagian. Cuando ellos se inquietan, nosotros nos inquietamos. Entonces, cuando surgen grandes emociones, es natural querer controlar los sentimientos de su hijo diciéndole que se calle, se calme o escuche más atentamente. Pero como padre, su trabajo no es controlar las emociones de sus hijos, sino dominar las suyas propias.

La Dra. Julia DiGangi, PhD, es neuropsicóloga y autora de "Energy Rising: The Neuroscience of Leading with Emotional Power". Completó su residencia en la Facultad de Medicina de Harvard, la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston y el Departamento de Asuntos de Veteranos de EEUU. Estudió genética, trauma y resiliencia en Columbia, la Universidad de Chicago y Georgetown. Síguela en Instagram @drjuliadigangi.

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