WASHINGTON — Los demócratas llevaron este lunes el expediente de juicio político contra Donald Trump al Senado, pero los senadores republicanos están rechazando los exhortos para condenarlo por la mortal irrupción en el Capitolio federal.
Es una señal temprana de la persistente influencia de Trump sobre el partido.
Los fiscales de la Cámara de Representantes presentaron el único cargo de “incitación a la insurrección” después de hacer el recorrido ceremonial por el Capitolio hasta el Senado. Pero las críticas republicanas hacia Trump se han enfriado desde los disturbios del 6 de enero. Y ahora, los republicanos están presentando una maraña de argumentos contra la legitimidad del juicio y cuestionan si las repetidas demandas de Trump de anular la elección de Joe Biden equivalen realmente a una incitación.
Los argumentos de apertura en el juicio político de Donald Trump en el Senado por el motín en el Capitolio federal comenzarán la semana del 8 de febrero, la primera vez que un expresidente enfrentará ese tipo de proceso tras dejar el puesto. El artículo de juicio político fue elevado al Senado este lunes.
Lo que para algunos demócratas parecía un caso tan claro como el agua que se desarrolló ante los ojos del mundo en televisión en vivo, en el que Trump alentaba a una multitud a “luchar en cuerpo y alma” por su presidencia, se está topando con un Partido Republicano que piensa de manera muy diferente. No sólo hay cuestiones legales, sino que los senadores temen contrariar al expresidente y a sus legión de seguidores que son sus propios votantes. La seguridad sigue siendo estricta en el Capitolio.
El senador John Cornyn dijo que si el Congreso empieza a celebrar juicios políticos de exfuncionarios, ¿qué será lo siguiente’: ”¿Podríamos volver y juzgar al presidente Obama?”
Además, insinuó que Trump ya ha rendido cuentas. “Una forma de que nuestro sistema te castigue es perdiendo unas elecciones”, declaró.
Los senadores republicanos están tratando de mantener un equilibrio entre las demandas de los donantes con mucho dinero que se están distanciando de Trump y los votantes que exigen lealtad a él.
El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, anunció el calendario la tarde del viernes tras alcanzar un acuerdo con los republicanos, que habían presionado para demorar el juicio con el fin de darle a Trump una oportunidad de organizar a su equipo de abogados y preparar su defensa ante el único cargo en su contra: incitar a la insurrección, a raíz del ataque al Capitolio.
La fecha de inicio en febrero también le da más tiempo al Senado para confirmar a los nominados por el presidente Joe Biden para su gabinete y para examinar el proyecto de ley de ayuda por $1.9 millones por el COVID-19, altas prioridades en la agenda de la nueva Casa Blanca que podrían estancarse durante el proceso de juicio político.
“Todos queremos dejar atrás este capítulo terrible en la historia de nuestra nación”, dijo Schumer con respecto a la letal invasión del Capitolio el 6 de enero por parte de una turba de partidarios de Trump.
“Pero la sanación y la unidad sólo vendrán si hay verdad y rendición de cuentas. Y eso es lo que este juicio proporcionará”, agregó.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, envió el artículo de juicio político este lunes por la noche, y el martes se juramentará a senadores para que se desempeñen como jurados. Pero los argumentos de apertura serán postergados hasta febrero.
El juicio político a Trump sería el primero de un presidente estadounidense que ya no está en el puesto, una empresa que sus aliados republicanos en el Senado alegan es inútil, e incluso potencialmente inconstitucional.
Los demócratas dicen que tienen que hacer que Trump rinda cuentas debido a la gravedad de lo que ocurrió: un ataque violento al Congreso federal con el fin de revocar unas elecciones.
Si Trump es declarado culpable, la Cámara Alta podría votar para prohibirle volver a ocupar un cargo público, lo que afectaría sus posibilidades de regresar a la política.
La urgencia de los demócratas para hacer que Trump rinda cuentas se vio complicada por la necesidad de montar el gobierno de Biden e iniciar rápidamente el trabajo de su paquete de ayuda por el coronavirus.