WASHINGTON — Agentes del Servicio Secreto borraron los mensajes de texto enviados y recibidos alrededor del ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 incluso después de que un inspector general los solicitara como parte de una investigación sobre la insurrección, descubrió el organismo de control del gobierno.
La Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés), en una carta obtenida por The Associated Press, dijo que los mensajes entre el 5 y el 6 de enero de 2021 se borraron “como parte de un programa de reemplazo de dispositivos”. El borrado se produjo después de que la oficina de vigilancia solicitara registros de comunicaciones electrónicas entre los agentes como parte de su investigación sobre los eventos que rodearon el ataque del 6 de enero.
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No obstante, el Servicio Secreto emitió este jueves una declaración en la que desmiente los señalamientos y asegura que ha estado cooperando plenamente con la Oficina de la DHS en todos los aspectos, ya sean entrevistas, documentos, correos electrónicos o mensajes de texto.
"La insinuación de que el Servicio Secreto eliminó maliciosamente los mensajes de texto después de una solicitud es falsa", destacó en su mensaje.
Pero la Oficina del Inspector General del DHS escribió en la carta que le dijeron a su personal que no podían proporcionar registros al inspector general y que esos registros primero tendrían que ser revisados por los abogados del DHS.
“Esta revisión provocó demoras de semanas en la obtención de registros por parte de la Oficina y creó confusión sobre si se habían producido todos los registros”, afirma la carta, fechada el miércoles y enviada a los líderes de los comités de Seguridad Nacional de la Cámara y el Senado.
“Nos molestan mucho estas afirmaciones categóricamente falsas y responderé en detalle en breve”, dijo el portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi.
El borrado de los mensajes seguramente generará nuevas preguntas para el panel de la Cámara que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero, que ha tomado un renovado interés en el Servicio Secreto luego del dramático testimonio de la exasistente de la Casa Blanca, Cassidy Hutchinson, sobre las acciones del expresidente Donald Trump previas al día de la insurrección.
Hutchinson recordó que le contaron sobre una confrontación entre Trump y su equipo del Servicio Secreto cuando exigió enojado que lo llevaran al Capitolio, donde sus seguidores luego irrumpirían en el edificio.
La testigo también recordó haber escuchado a Trump decirles a los funcionarios de seguridad que quitaran los magnetómetros de su mitin en el Ellipse, a pesar de que algunos de sus seguidores estaban armados.
Esos comentarios, sin embargo, fue rápidamente cuestionada por algunos agentes.
Robert Engel, el agente que conducía la camioneta presidencial, y el oficial de seguridad de Trump, Tony Ornato, están dispuestos a testificar bajo juramento que ningún agente fue agredido y que el entonces presidente nunca se abalanzó sobre el volante, dijo a AP una persona familiarizada con el asunto. La persona no discutió el asunto públicamente y habló bajo condición de anonimato.
El Servicio Secreto dijo en su respuesta a los señalamientos que la Oficina de la DHS solicitó solicitó comunicaciones electrónicas por primera vez el 26 de febrero de 2021, después de que la migración de los teléfonos, programada cada tres meses, estaba en marcha.
El Servicio Secreto dijo que les notificó sobre la pérdida de datos de ciertos teléfonos y confirmó que ninguno de los textos que buscaba se había perdido en la migración.
Además, sostuvo que el señalamiento de una presunta falta de cooperación en la investigación no es ni correcta ni nueva.