Ana Arroyo habla de los retos pero también de las recompensas que logró al convertirse en maestra inmigrante en Estados Unidos.
PHOENIX- Los docentes inmigrantes se enfrentan a ciertos obstáculos relacionados con la cultura y la adaptación, pero son necesarios para proporcionar modelos a seguir en la comunidad migrante, especialmente para los más pequeños.
Ya seas astronauta, arquitecto, ingeniero, abogado, médico, deportista, carpintero, pintor, incluso político. En cualquier profesión u oficio, es probable que uno haya comenzado su carrera educativa en un aula.
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“Desde muy chiquita, me había gustado jugar a la maestra”, dijo Ana Arroyo, maestra de cuarto grado.
Su sueño de la infancia se hizo realidad. Hace tres años, Arroyo comenzó a enseñar en la escuela primaria G. Frank Davidson, parte del distrito escolar de Cartwright en Phoenix.
“Mi familia ha batallado mucho, desde que nos venimos a este país, y nos regresamos”, agregó.
Originaria de Hermosillo, Sonora, los padres de Arroyo decidieron migrar a los Estados Unidos. esto, cuando ana estaba a punto de comenzar la preparatoria.
Con una mezcla de miedo, nervios y esperanza, Arroyo enfrentó dificultades mientras aprendía a adaptarse a su nueva vida.
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“Mi maestra de preparatoria es la que me motivó e inspiró a ser maestra, me enseñó cómo era la carrera. y decidí ser maestra”, indicó.
Al igual que Arroyo, aproximadamente el 27 por ciento de los maestros de las escuelas públicas en Estados Unidos son hispanos o latinos, según el centro nacional de estadísticas educativas. En Arizona, aproximadamente el 16 por ciento de los maestros en nuestro estado son hispanos.
El superintendente de las Escuelas Públicas de Arizona, Tom Horne, dijo que el impacto de tener maestros hispanos o latinos es que brindan modelos a seguir para que los maestros alcancen un estatus profesional.
“Ya sea como maestros o en otras profesiones”, expresó.
Un análisis del censo de 2022 muestra que los inmigrantes, muchos de los cuales ingresaron a Estados Unidos ilegalmente, contribuyeron con alrededor de $389.2 mil millones en impuestos federales.
Los docentes, sin embargo, aportan al país algo mucho más valioso que el dinero y que no es tan tangible como el conocimiento, la formación, la inspiración de sueños, la construcción de futuros. En otras palabras, el empoderamiento de las nuevas generaciones.
Arroyo ayuda a aliviar ese estrés. moldeando la próxima generación de profesionales bilingües.
“Tengo alumnos que son recién llegados a este país, y donde llegan y está todo en inglés, y se puede saber el estrés que el niño tiene”, dijo Arroyo.
Arroyo difundió el siguiente mensaje no sólo a sus alumnos, sino a todos aquellos que, como ella, mantienen en marcha el motor de la educación.
“Como latinos y digo que donde nos pongan; podemos y vamos a seguir adelante”, finalizó.