Muchos bebedores de café le dirán que hay algo en esa taza de la mañana que otras fuentes de cafeína simplemente no pueden igualar. Investigadores en Portugal recientemente se propusieron investigar esa idea: ¿es la cafeína la única responsable de hacer que las personas se sientan más alerta, o son otras partes del ritual matutino (quizás el olor o el sabor del café) las que desencadenan esa sensación energética?
"Si escuchas a estas personas, por lo general dicen que necesitan tomar un café por la mañana para estar listas. Queríamos comprender los mecanismos cerebrales y el patrón de conectividad funcional que justificaría esta afirmación", dijo Nuno Sousa, uno de los participantes del estudio, autor y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minho en Portugal.
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Los investigadores reclutaron a 83 personas que bebían al menos una taza de café al día para someterse a resonancias magnéticas para poder observar la actividad cerebral de los participantes.
De ese total, 47 personas fueron escaneadas antes de tomar su taza de café de la mañana, luego nuevamente 30 minutos después de tomar una taza. Los otros 36 simplemente recibieron cafeína diluida en agua caliente, sin café, y se sometieron a los mismos tipos de resonancias magnéticas antes y después de consumir la bebida.
Los resultados, publicados la semana pasada en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, sugieren que, de hecho, ciertos cambios en la actividad cerebral se pueden atribuir solo al café, mientras que otros también se pueden atribuir a la cafeína.
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