A muchas personas les puede resultar difícil alejarse de un salario de un millón de dólares, sin importar lo miserables que sean. Pero dar el salto para explorar una carrera diferente puede hacerte darte cuenta de cuánta felicidad el dinero no puede comprar.
Ese fue el caso de Khemaridh Hy, de 44 años, a quien entrevisté para mi libro “¡Siguiente! El poder de la reinvención en la vida y el trabajo”, sobre cómo afrontar el cambio y encontrar significado en la forma en que vivimos y trabajamos.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email.> Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo Arizona aquí.
Hy dejó su trabajo en Wall Street, que le reportaba $2.3 millones de dólares al año, sin nada preparado. Los siguientes años fueron aterradores, pero nunca ha sido más feliz, a pesar de ganar mucho menos.
Él atribuye su exitoso cambio de carrera a dos cosas: sentar las bases antes de renunciar y ser lo suficientemente vulnerable como para buscar orientación.
SIGUIENDO EL MANUAL DE ESTRATEGIAS DE PRIMERA GENERACIÓN
Hijo de inmigrantes camboyanos que se establecieron en Nueva York, Hy era un hijo estudioso y obediente: obtuvo buenas notas, fue a Yale y siguió una carrera en finanzas.
A los 31 años, fue ascendido a director general de BlackRock, la prestigiosa firma de inversión. Tenía seguridad financiera, un excelente puesto de trabajo y era recompensado con las miradas envidiosas de sus compañeros. Sin embargo, “algo todavía estaba mal”, me dice.
Hy trabajaba duro durante jornadas de 12 horas y se sentía “cómodamente entumecido”, lo que describe como: “No eres infeliz, pero definitivamente no eres feliz. No amas particularmente el trabajo que haces, pero tampoco lo odias”.
“Crecí con muchas inseguridades como resultado de ser tímido y nerd. Uno piensa que gran parte de eso desaparece con el éxito y el dinero”, dice. “Entonces lo pruebas y te das cuenta de que el dinero no hace que tus inseguridades desaparezcan”.
Para aliviar su aburrimiento, Hy se dedicó a proyectos paralelos. Escribió blogs, organizó fiestas para establecer contactos y jugó con varios tipos de software de productividad.
No lo sabía en ese momento, pero este trabajo preliminar sería esencial más adelante para construir una vida feliz después de BlackRock.
Durante unas vacaciones, comenzó un boletín al que llamó "RadReads", en el que compartía trucos y enlaces a artículos interesantes que estaba leyendo en otros lugares. “Esas cosas me iluminaron. Me di cuenta de que el 5% de mis actividades me traían el 99% de mi felicidad”, recuerda. “Dije: 'Imagínate si pudieras hacer eso todo el día'”.
Los sentimientos de Hy cristalizaron aún más después de que él y su esposa tuvieron un bebé. Cuando hubo ahorrado suficiente dinero para al menos 18 meses, dejó su trabajo.
UN MENTOR PUEDE AYUDARTE A ENCONTRAR TU CAMINO
Dejar BlackRock fue una decisión complicada. No ayudó que casi todos los días Hy recibiera un mensaje de texto de un amigo o ex colega preguntándole casualmente: "¿Qué estás haciendo estos días?".
La falta de una identidad profesional era paralizante. "Casi me hizo regresar a la fuerza laboral", dice. Pero luego Hy contrató a un entrenador de vida. Algunas personas pueden burlarse de la idea de que un sabelotodo les diga qué pensar.
Pero Hy es una prueba de cómo un compañero experto puede brindarle retroalimentación de manera que lo motive a ver las cosas desde nuevas perspectivas.
El coach de vida de Hy le dio las herramientas para navegar sus emociones y lo ayudó a explorar preguntas como: "¿Por qué estoy tan obsesionado con el trabajo?"
Finalmente se dio cuenta del tipo de vida que quería. La familia se mudó a California, donde pudo disfrutar de su pasión por el surf. Se centró en su boletín semanal y descubrió que sus reflexiones sobre la vida resonaban en otros profesionales a mitad de carrera.
Las publicaciones de Hy iban desde "¿Por qué tantas personas exitosas temen quedarse en quiebra?" a "¿Cómo consigue Jeff Bezos ganar $10,000 dólares la hora?"
HACER CRECER EL NEGOCIO
Hy ahora cuenta con empleados de tiempo completo para ayudar a administrar el negocio. Imparte un curso de productividad que combina su entrenamiento en gestión del tiempo con su filosofar sobre cuestiones de la vida.
Hy es un excelente ejemplo de alguien que diseñó una carrera que le permite adaptar su trabajo a su vida, y no al revés. No programa reuniones antes de las 11:30 a.m. para poder surfear por la mañana y ayudar a sus hijos a prepararse para la escuela. Cena con su familia todas las noches.
En su mejor año, sus negocios generaron un total de $250,000 dólares, una cantidad todavía impresionante, aunque sólo una décima parte de lo que ganaba en BlackRock.
Pero no se trata de ganar más dinero, afirma. Actualmente Hy trabaja 30 horas a la semana. Si quisiera ganar más, tendría que trabajar más horas, razona, y “lo único que querría hacer es recuperar tiempo y surfear más”.
Y como ya tiene tiempo, “no necesito hacer eso”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Joanne Lipman, Contributor para nuestra cadena hermana CNBC.com. Para más de CNBC entra aquí.