La boxeadora argelina Imane Khelif se encuentra en medio de una controversia en torno al género en el deporte después de que su rival, la italiana Angela Carini, se retiró de su combate en los Juegos Olímpicos de París al cabo de apenas 46 segundos.
Conservadores como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump y la primera ministra italiana Giorgia Meloni han expresado su indignación. Khelif fue marginada de los campeonatos mundiales de 2023 después de no pasar una turbia prueba de elegibilidad de género para la competencia femenina, la cual le fue administrada por la proscrita Asociación Internacional de Boxeo (IAB).
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Khelif nació siendo mujer y así lo indica su pasaporte, el cual es el umbral de elegibilidad para boxeo del Comité Olímpico Internacional debido a la disputa entre el COI y el organismo rector de la disciplina.
Khelif es una estupenda deportista con talento para boxear, y ha competido al más alto nivel internacional, incluidos los principales torneos amateur durante los últimos seis años, como los Juegos Olímpicos de Tokio. Tiene algunos títulos a nivel regional.
Antes de esta semana, Khelif no era reconocida como una campeona dominante, un espécimen físico abrumador o siquiera una golpeadora particularmente imponente para su peso.
Khelif derrotó a Carini en apenas 46 segundos después de que la italiana abandonó la pelea entre lágrimas, lo que llevó a innumerables personas a calificar a Khelif como una máquina imparable cuya presencia pone en riesgo la salud de sus rivales.
La realidad, para aquellos que sí ven o participan en el boxeo estilo olímpico, es muy distinta.
Esto es lo que debes saber sobre Khelif y su controversia:
Nacida en 1999, Khelif es de una región rural del noroeste de Argelia. En un principio, su padre estaba en contra de que las mujeres practicaran el boxeo, pero Khelif dijo que dejó de lado el fútbol durante su adolescencia para concentrarse en su nueva pasión, a pesar de que tenía que viajar 10 kilómetros de ida y vuelta para llegar al gimnasio.
Khelif eventualmente captó la atención del equipo nacional de Argelia, y debutó en un evento de relevancia en 2018, cayendo en primera ronda en los campeonatos mundiales, en ese entonces de la AIBA. Salió derrotada en cinco de sus primeras seis peleas al máximo nivel amateur, pero mejoró y trascendió.
Khelif fue una de tres boxeadoras argelinas que se clasificaron a Tokio hace tres años. Ganó su primer combate, pero cayó en el segundo ante la eventual campeona, la irlandesa Kellie Harrington.
También ganó relevancia con un buen desempeño en las siguientes dos ediciones de los campeonatos mundiales, e incluso se convirtió en embajadora nacional para la UNICEF a principios de este año.
Khelif alcanzó la final de los campeonatos mundiales de 2023 antes de ser sacada repentinamente por la AIB, la cual argumentó la presencia de altos niveles de testosterona en su sistema. Las circunstancias de esa eliminación han sido consideradas sumamente inusuales desde que ocurrió, y en su momento Khelif se refirió a la decisión como “una gran conspiración”.
Previamente había competido sin problemas y fue descalificada por el órgano rector del deporte únicamente después de que venció a la boxeadora rusa Azalia Amineva en el certamen de 2023. La AIB es controlada por Umar Kremlev, un ruso que trajo a la paraestatal rusa Gazprom como su principal patrocinador y trasladó buena parte de las operaciones del organismo a Rusia.
El COI dijo esta semana que fue “una decisión súbita y arbitraria de la AIB” en la que Khelif y la taiwanesa Lin Yu-ting “fueron descalificadas repentinamente sin un debido proceso”. Lin fue suspendida por no cumplir con requisitos de elegibilidad no detallados en lo referente a un análisis bioquímico.
Los detalles detrás de las dos eliminaciones son sumamente turbios, como suele ser el caso con la AIB. El organismo no ha revelado mucho sobre la naturaleza de los análisis, incluido qué sustancias se analizaron y quién llevó a cabo la prueba. Esta falta de transparencia sería inaceptable en las principales disciplinas olímpicas, y la AIB ha quedado proscrita del programa olímpico desde 2019.
El COI destacó el jueves que los propios documentos de la Asociación Internacional de Boxeo indican que la decisión fue tomada de manera unilateral por el secretario general del organismo. Estos documentos también señalan que la AIB también resolvió que se “debería establecer un procedimiento claro en lo referente a análisis de género”, después de sancionar a las dos boxeadoras.